Crítica de la tercera temporada de "Downton Abbey"
que ya sepas el argumento de la tercera temporada de "Downton Abbey". No obstante, haré un resumen en líneas
generales para el lector que esté un poco despistado. En las dos primeras
temporadas, la trama estaba ambientada en la segunda década del siglo pasado (Primera
Guerra Mundial incluida). Concretamente en la mansión que da nombre a la serie,
propiedad de Lord Robert Crawley,
donde reside con su mujer, su madre, su tres hijas y todo un séquito de criados (es lo que conlleva mantener ese enorme edificio). Las luchas internas, los amores, las
desconfianzas y las traiciones propias del ser humano se ven reflejadas tanto en sirvientes como en nobles.
Antes de continuar, he de decir que encuentro las
series británicas un tanto frías en lo que respecta a las emociones, algo que
noto especialmente en esta tercera temporada de "Downton Abbey", que se inicia justo a partir del
año 1920. A pesar de no poder echar mano
a la guerra para añadir nuevas tramas, en estos nueve episodios se producen más
cambios en la familia Crawley
que en los dieciséis anteriores, ya que tres actores del reparto inicial decidieron no renovar su contrato con la cadena británica ITV. Por
tanto, esta circunstancia supuso un desafío para los guionistas a la hora de encontrar salidas dignas y
creíbles para dichos personajes, dando así un mayor dinamismo a la trama. Algo que, curiosamente, no encaja muy bien con el ritmo original al que estábamos
acostumbrados. Sin embargo, las bajas en el reparto no creo que causen estragos de
cara a próximas entregas. Más bien al contrario, ya que dan pie a una
renovación de personajes, cuyo resultado tendremos que esperar a ver en la
siguiente temporada.
La
recreación de la época sigue siendo sublime, cuidando cada detalle, tanto en la
decoración como en la vestimenta. Respecto a la interpretación, destacar una
vez más a la genial Maggie Smith, ya que borda su papel (con la dificultad
añadida de que da vida al personaje más complicado, una mezcla de anciana
respetable y señorial al que no le falta un toque de comedia; sólo una actriz como ella
conseguiría un resultado tan creíble en este tipo de situaciones).
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