Crítica de “Rabia” (1×02: "En el nombre del hijo")

AVISO: Esta crítica contiene SPOILERS.

Este segundo capítulo de "Rabia", titulado "En el nombre del hijo", no tiene tanta acción como el primero, algo que no significa que resulte menos interesante.  Es lógico que el inicio de una serie tenga que ser más espectacular para enganchar al espectador. Una vez pasado el momento de mayor caos en el grupo de fugitivos, comienzan las discusiones entre ellos, fruto de la desesperación y desconfianza que la difícil situación genera en los posibles infectados. A lo largo del episodio se nos muestran varias tramas entrelazadas con la intención de mantener al espectador en vilo.

Argumento del segundo capítulo de "Rabia"

Gervasio Ortiz (Fele Martínez) cuenta al resto del grupo la confesión que le hizo Nieves Aranda (Nuria González) en su escapada: en los centros donde están retenidas las personas que utilizaron el tratamiento experimental, se les induce la rabia a los recluidos para probar en ellos una vacuna que revierta la situación, y que la propia Nieves se dedicaba a firmar los permisos para realizar dicha actividad.

Lola Castro (Elisa Mouliaá) es la que peor reacciona ante la noticia, y decide alejarse del refugio buscando algo de tranquilidad.  La joven encuentra cierta paz en una zona rocosa, donde se sienta para intentar asimilar todo lo que está sucediendo. Al rato Lola escucha a lo lejos el ruido de un motor, lo cual hace que se ponga en alerta y compruebe que un motorista se está acercando. Con los nervios a flor de piel, se cae en un agujero, quedando atrapada entre unas rocas. El motorista se para al ver una cazadora tendida, grita para dar con su posible propietaria, y al no obtener respuesta continúa su camino. Al final Nieves la encuentra y, al contrario de lo que la chica pensaba, le ayuda a salir de su encierro. Algo que logra un pequeño acercamiento entre las dos.

Por otro lado, Suso (Carles Francino) deja en libertad a Crespo (Ismael Martínez) con el propósito de huir con él para repartirse el dinero que este último robó. Ambos se disponen a ir con el coche de Mario (Paco Tous) con la excusa de buscar armas a un lugar que conoce Crespo. Sin embargo, Marta (Patricia Vico), aún muy afectada por la traición de su marido, no se fía de ellos. Diego (Fran Nortes), con la intención de recuperar la confianza de su mujer, se ofrece para acompañarles y así vigilarles. En el coche mantiene una discusión con Suso, momento que aprovecha Crespo para robar el móvil que Mario le prestó a Diego y hacer una sospechosa llamada a un tal Roque.

Mientras tanto, los inspectores Rubio y Santa interrogan a la asaltante del autobús para intentar sacarle información. Tras un acuerdo, logran que les diga el nombre de la persona que le mandó detener el autobús. Su respuesta es Roque, un peligroso delincuente que ya tienen fichado y del que consiguen encontrar su domicilio. En dicho lugar ya están Suso y Crespo (Diego se quedó fuera para vigilar, sin avisarles de la llegada de los inspectores), enfrentándose al padre del segundo: Roque. Cuando los policías llaman a la puerta de la casa, reciben un aviso de un colega que les dice que la hija de Diego y de Marta acaba de conversar con su padre por teléfono.

Crespo aprovecha para increpar a su padre todo lo que le hizo desde su infancia. Aun así, todavía le da una última oportunidad poniéndole a prueba. Le entrega una pistola desarmada para comprobar si es capaz de matar a su propio hijo. Al ver que su progenitor no duda en apretar el gatillo, Crespo se lanza a por él y lo mata con un cuchillo. Una vez fuera de la casa, le confiesa el pacto que tenían Suso y él. Diego le pregunta qué piensa hacer ahora con el dinero, y el aliado del asesino responde que será para la casa. De vuelta al refugio, de nuevo una discusión entre Suso y Diego es aprovechada por Crespo para hacer otra de sus locuras: tirar el dinero por la ventana del coche, alegando que era el dinero de su padre.

Los policías siguen el rastro de la llamada realizada por Diego, que les lleva a un camión que transporta naranjas. Cuando regresan a la casa se encuentran con el cadáver de Roque. Un nuevo fracaso en su investigación que les costará una reprimenda de su jefe, acompañada de un video con el que intenta convencerles de lo peligrosos que pueden llegar a ser una vez que la rabia se apodera de los infectados. No obstante, el visionado provoca el efecto contrario en los inspectores, quienes también comprueban las penosas condiciones a las que están sometidos.

Pilar (Concha Cuetos) se ve sobrepasada por la situación que está atravesando su hijo y busca una posible alianza con Silvia (Malena Alterio), intentando convencerla de que su pequeño podría verse en un futuro en la misma disyuntiva. Al verse rechazada por la persona que mejor le podría comprender, la angustia se apodera de Pilar y convence al pequeño Dani para que entre en la celda de Carlos (que aún continúa bajo los efectos de la anestesia) e intentar así que no lo maten. En cuanto Silvia y Marta llegan al improvisado calabozo, poco tiempo tarda Pilar en apiadarse del niño y liberarlo.

Es entonces cuando se produce la escena más emotiva del episodio (para mí la mejor con diferencia), con una excelente interpretación de Concha Cuetos, Patricia Vico y el jovencísimo Álvaro Balas, cuyo desenlace es la salida de Pilar gracias a la intervención de Belén (Nuria Herrero), que explica los miedos que tiene ante el posible contagio que pueda sufrir el bebé que lleva dentro. Sin embargo, justo cuando la mujer decide dejar a su hijo encerrado, éste despierta, y, aunque en un principio parece reconocerla, pronto la rabia se apodera de él e intenta agredir a su madre. Marta no duda en ayudar a Pilar y es ella la que recibe el impacto de la ira de Carlos, que la lanza sin miramientos a un rincón del habitáculo. Por suerte, Diego acaba de llegar para entrar en la celda y empujar al rabioso para que tanto él como su mujer logren salir ilesos de allí.

El capítulo concluye con Marta, que cada vez asume más el liderazgo del grupo, dando un discurso de unión a sus compañeros, indicando que para sobrevivir deben tener una serie de normas para protegerse del exterior y de ellos mismos, siendo necesario que todos duerman esposados.  Cuando pronuncia esta palabra, se nos muestra al pequeño Dani durmiendo con un semblante sereno y sonriente. Afectado por lo presenciado en el día, había liberado a Carlos…