Tras un año en Bluebell, la doctora Zoe Hart (Rachel Bilson) parece haberse adaptado a la vida rural, motivo por el cual se van disipando las ganas de regresar a Nueva York para de esta manera reanudar su carrera como cirujana. Ahora, el mayor problema de Zoe es estabilizar su vida sentimental.
Para mí, el atractivo de la primera temporada de “Doctora en Alabama” (“Hart of Dixie”) radicaba en ver cómo una doctora de una gran ciudad y con grandes aspiraciones profesionales intentaba aguantar un año en un pueblo donde no se la veía con buenos ojos. Una idea muy manida que dio buenos resultados en “Doctor en Alaska” o “Everwood” pero que aquí no funciona tan bien…
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La trama sentimental entre la doctora, su vecino Wade Kinsella (Wilson Bethel) y el abogado George Tucker (Scott Porter), a las que tantas vueltas se le dio en la primera temporada, se complica aún más en la segunda. Zoe da un giro radical, olvidando casi por completo su sueño de triunfar como cirujana para centrarse en aclarar a qué hombre quiere a su lado, algo que acaba convirtiéndola en un personaje un tanto histérico (y más propio de una telenovela que de una comedia). Vamos, que a este paso en la tercera temporada la veremos en un hospital, pero no como médico, sino como paciente… Si a esto le sumamos que el resto de personajes son igual de inconsistentes que la protagonista, me quedo sin argumentos a favor de la serie…