¿Por qué a la hora de promocionar “Blown away (Volar por los aires)” (comprar en DVD) se dice que nunca antes se había reunido tal cúmulo de aparato pirotécnico en una sola película? Es una pena cómo, hasta en el mundo cinematográfico, llega el engaño publicitario, y todo con tal de que la gente acuda al cine en masa esperando ver, cuando menos, una muestra del género de acción tan decente como “Speed”. Y es que lo que más observamos explosionar en este absurdo filme es un barco, lo que no nos dice mucho, puesto que ya hemos visto desde edificios enteros sucumbir bajo la fuerza de un estallido en “Demolition man” hasta trenes descarrilar por completo en “El fugitivo”. Vamos, que prefiero el efectismo de la primera y sorpresiva escena de “Jungla de cristal: La venganza” que esta metralla que hace algo de ruido pero poco más.
La labor de los actores, por si fuera poco, sólo se puede calificar de discreta, con papeles nada creíbles (¡el personaje de Jeff Bridges quiere incluso suicidarse en el transcurso de la historia!), en lo que supone un nuevo rol fallido para el (injustamente) oscarizado y prometedor (eso decían) Tommy Lee Jones. ¿Tendremos que creernos que la culpa es del guión de Joe Batteer y John Rice? Aceptémoslo como excusa. De momento.
Por último, mencionar la partitura instrumental de Alan Silvestri, que combina temas frenéticos (que no llegan, ni por asomo, a la genialidad de “Regreso al futuro”), con otros más suaves (ayudado por lo aprendido con “Forrest Gump”). Ahora bien, detesto profundamente al artífice de la idea de superponer canciones (no hay dedos en las manos para contarlas), totalmente prescindibles (excepto para los que se quieren hacer ricos con las ventas de los discos de las bandas sonoras). Ahora entiendo a los críticos que se quejan de las películas que parecen más videos musicales que otra cosa.