Esta cuarta temporada de “Downton Abbey” comienza en 1922, seis
meses después de la repentina muerte de Matthew Crawley (Dan Stevens). La serie
ha ganado con su baja, todo hay que decirlo. Como es lógico, su viuda sigue
sumida en una profunda depresión, con la consiguiente preocupación del resto de
la familia. Sin embargo, tras el primer capítulo Lady Edith Crawley va recuperando
las ganas de vivir y luchar gracias a una inesperada carta que llega a Downton
Abbey.
Tras tanta tragedia sufrida en la anterior temporada, los guionistas nos dan una tregua en algunos episodios, con unos
toques de humor por parte de la abuela Violet Crawley, para mí, el alma
de la serie. Su personaje adquiere mayor protagonismo y sus encontronazos semiamistosos
con Isobel Crawley son el punto fuerte en varios capítulos. La relación
admiración/odio, mezclada con esa personalidad tan orgullosa de Violet, nos
seguirá dando grandes momentos (si es que se opta por seguir fomentando esta puesta en
escena de la excelente actriz Maggie Smith, quien logra una especial conexión delante de las cámaras con Penelope Wilton). No
obstante, tampoco nos libramos de acontecimientos dramáticos, pero que distan
mucho del dramón en el que nos sumieron en los nueve episodios previos. Entre
medias, algunas historias de los personajes habituales que nos ayudarán a
conocerlos mejor.
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A lo largo de la serie iremos viendo los cambios
que fueron surgiendo en el Reino Unido tras la Primera Guerra Mundial, una
apertura que el que peor llevará será el el padre de familia, Robert Crawley,
y, por el lado de los sirvientes, Charles Carson, muy reticente a dar cabida a
la mezcla de “clases”. Una temática que veremos acrecentada en el especial de
Navidad (que no tiene nada que ver con dichas fiestas, pero así lo llaman en
Inglaterra), donde Martha Levinson (Shirley MacLaine) realiza una visita a Downton acompañada de su hijo Harold Levinson (Paul Giamatti). En su reencuentro con Violet
Crawley, ambas sienten una aversión mutua, lo que dejará frases ocurrentes para sellar
una temporada tranquila comparada con la anterior.