Mi crítica de «Hércules», película que protagoniza Dwayne Johnson, quizás sorprenda a más de uno. Al principio de la misma pensaréis que le voy a dar un suspenso, pero durante su conclusión se produce una pequeña remontada que eleva la nota final. ¿Queréis leerla?
Crítica de «Hércules»
Tras el fracaso que «Hércules: El origen de la leyenda» obtuvo en la taquilla mundial, suponía que sucedería otro tanto con «Hércules» (ambas películas se han estrenado con apenas unos meses de diferencia). Pues no ha sido así. Mientras la primera recaudó poco más de 60 millones de dólares en todo el mundo, la segunda ha aguantado el tipo y sus ingresos prácticamente se aproximan a los 200 millones. Aunque no le reportará grandes beneficios a los estudios que la han financiado, al menos éstos conseguirán recuperar algo de dinero gracias a la explotación del filme en el mercado doméstico (ya sabéis, DVD, Blu-ray y Vídeo Bajo Demanda).
«Hércules», que se basa en una novela gráfica, se aleja de la mitología clásica y nos presenta a un hombre al que le rodea la leyenda pero que no parece ser el hijo de Zeus. De hecho, se trata de un mercenario que, junto a otros guerreros, se vende al mejor postor. La primera mitad del filme resulta sosa, plana y provoca una sensación de frialdad en el espectador. Todo lo que en esos momentos acontece en la pantalla carece del sentido de la aventura que uno espera encontrar en una producción de semejantes características. Por desgracia, en ningún instante nos dejamos atrapar ni por los personajes ni por sus dramas personales (empezando por el del protagonista del relato). Sin embargo, he de reconocer que el asunto cambia en la segunda parte de la cinta, topándonos con un giro argumental que, sin ser nada novedoso, al menos anima un poco la función. Para buena parte del público ya será demasiado tarde y su desapego con respecto a lo que acontece en la pantalla se habrá consumado, pero, al menos en mi caso, sirvió para que me olvidara de las deficiencias del guión de Ryan J. Condal y Evan Spiliotopoulos (entre las que se incluyen unos diálogos carentes de ingenio, unos personajes pobremente definidos y un humor exento de gracia).
Irina Shayk, mujer de Dwayne Johnson en «Hércules»
El director Brett Ratner, uno de los más irregulares de la industria de Hollywood (tan pronto se hace cargo de decentes películas como de irritantes títulos cinematográficos), no consigue transmitir la fuerza necesaria con sus imágenes. Si acaso, se le puede agradecer que no utilice siempre el ordenador para ejecutar las escenas de acción o que al menos las mezcle con decorados reales (vamos, que esto no es «300», aunque en ocasiones se emplean las ralentizaciones para reforzar alguna que otra confrontación). El reparto de «Hércules», que es magnífico, está muy, muy mal aprovechado. Bajo mi punto de vista, creo que es culpa del citado libreto, que es capaz incluso de anular a actores de tanta solvencia como John Hurt, Ian McShane o Peter Mullan. Hasta Dwayne Johnson carece del poderío que sí exhibe en otros largometrajes (¿acaso esa es la forma de humanizar a su personaje?). Ah, para los curiosos señalar que Irina Shayk apenas aparece unos minutos en pantalla (bueno, casi me atrevería a decir que en realidad son segundos).
Resumen de la crítica de «Hércules»
Después de una tediosa primera mitad, «Hércules» comienza a generar algo de interés en la segunda (momento en el que buena parte del público no es capaz de volver a introducirse en la trama de un filme que posee un guión bastante flojo).