Crítica de la tercera temporada de "Doctora en Alabama"

La anterior temporada de "Doctora en Alabama" acababa con el regreso de la
doctora Zoe Hart (Rachel Bilson) a Nueva York en un intento de aclarar sus
sentimientos ante sus dos pretendientes: el apasionado y algo alocado Wade
Kinsella (Wilson Bethel) y el apuesto abogado George Tucker (Scott Porter), precisamente la
primera persona que conoció a su llegada a BlueBell y por la que, desde un
principio, nos dieron a entender que había surgido la chispa entre ellos.
¿Cómo solucionó sus problemas la eminente
doctora al inicio de la tercera temporada de la serie "Doctora en Alabama"? Pues consiguiendo que en su anterior trabajo volviera a ser una valorada
cirujana y, típico en ella, echándose un nuevo novio. Por tanto, los dos meses
de plazo que dejó apalabrados en BlueBell se alargan más de la cuenta sin que
ella dé señales de vida a sus antiguos vecinos. Todo parece encauzado para la
prometedora médico. Su sueño de convertirse en una reputada cirujana va
viento en popa y encima su vida sentimental se ha estabilizado al lado del escritor
Joel Stevens (Josh Cooke).
Sin embargo, un día como otro cualquiera, Zoe
empieza a ver algunas caras de los habitantes del que fuera su pueblo en
diferentes pacientes que acuden a su hospital. Vamos, que la chica sufre
alucinaciones, lo más idóneo para una cirujana… No obstante, ella parece verlo
normal (no es de extrañar dado su historial de cambios de personalidad
repentinos), y sigue con su rutina diaria hasta que se le “aparece” la joven
Rose. Ante su locura transitoria, Zoe no le hace ni caso, y la adolescente se
encara con ella recriminándole su larga ausencia y el incumplimiento de una
promesa que le había hecho.
[post_ad]
A partir de ahí, la vulnerable Zoe sufre otro de
sus drásticos cambios de parecer y siente una necesidad incontenible de volver
a BlueBell para disculparse por su falta de cortesía. En un principio el plan es
que ella viaje sola, se despida como es debido y regrese a su vida en Nueva
York. Pero al llegar a la pequeña población de Alabama se encuentra con todos
sus vecinos enfadados por su retraso. Algo que le afecta tanto (la chica es de
lo más voluble), que decide alargar su estancia, con la sorpresa de que su nuevo
novio le hace una visita, ya que no puede estar tanto tiempo lejos de ella. A
pesar de que el clima sureño no le sienta nada bien al escritor, Zoe le
convence para quedarse a vivir allí, y así lo hacen.
Todo esto transcurre en poco más de un episodio, presentando
a Joel Stevens nada más comenzar el primer capítulo. El resto de la serie es un
intercambio de parejas entre los ya conocidos personajes, mezclado con
historias simples e intrascendentes que culminan en cada episodio. Más de lo
mismo, pero con peor calidad. Un batiburrillo de situaciones nada creíbles que
casi consiguen que no llegara a visionar la totalidad de la tercera temporada de "Doctora en Alabama". El
tremendo sopor que me originaba repetir la misma historia, y encima con peores
argumentos y mayores incongruencias, casi acaban con mi paciencia… Espero tener
fuerzas suficientes para adentrarme en la cuarta temporada y poder contaros el
resultado…
Deja una respuesta