Crítica de la película 'Estallido'
Estallido se podría definir como un thriller de terror que atrapa de lleno al espectador, no sólo por la temática que plantea (la peligrosidad de las armas biológicas), sino por la fuerza de sus imágenes.
Lo mejor y lo peor de Estallido
Una contienda en un país desconocido para "el mundo civilizado" es el punto de partida de esta superproducción de Warner Bros., pero pronto nuestra atención se desvía hacia un destructivo virus que asuela a los hombres que luchan en la zona. ¿Qué se hace para acabar con semejante peligro? Muy sencillo: bombardear el lugar.
Durante esta introducción ya se nos presenta a dos personajes decisivos en la historia: el general Billy Ford (Morgan Freeman), que es uno de los que visitan el campamento afectado por el germen, y el mono que llevará el virus hasta los Estados Unidos.
Posteriormente se nos muestra a Sam Daniels (Dustin Hoffman), el experto en epidemias, y a Robby Keough (Rene Russo). Precisamente es aquí donde nos topamos con una de las partes más innecesarias del filme: la relación acabada, desde el punto de vista de su matrimonio, de los dos protagonistas.
La película se pierde en esta cuestión y, aunque no lo hace de una forma excesiva, sí se deja notar (como prueba, ahí están las conversaciones entre Daniels y Ford sobre la separación del primero). Se trata de un fallo menor, pero lo malo es que por momentos distrae al espectador de la trama central.
En ésta habría que incluir las escenas en las que observamos a las personas que pueden caer infectadas (atención al fragmento que se desarrolla en el cine). A partir de aquí se inicia la cuarentena, perfectamente ambientada tanto desde un punto de vista militar (helicópteros, tanques y soldados invaden el pueblo donde se registran los síntomas de la epidemia) como dramático (familias separadas y a las que se les engaña sobre su trágico destino).
Y comienza también esa titánica lucha entre la búsqueda del antídoto y la solución que desea el gobierno de los Estados Unidos. Es acertado el hecho de que, durante este período, se intente relajar al espectador con algún momento de humor (Daniels "coaccionando" con el virus para obtener información, por ejemplo).
Pero poco dura la tregua, ya que enseguida comprobamos cómo algunos importantes personajes se infectan con el virus. Después de esto, el deseo de que el antídoto se encuentre es más grande por parte del público. Pero aún faltan más peripecias por venir hasta que ello suceda: la búsqueda del mono, la espectacular persecución entre helicópteros o el enfrentamiento dialéctico entre Daniels y el general McClintock (Donald Sutherland).
Wolfgang Petersen es el que dirige eficazmente la cinta, introduciéndonos con los títulos de crédito en el laboratorio dedicado a experimentar con los virus y donde conocemos en poco tiempo las actividades que allí se desarrollan.
Además, sabe provocar en el espectador la tensión necesaria, no ya en los momentos de acción, sino, lo más importante, en el ambiente de suspense que se respira durante casi toda la película.
De los actores, resaltar la corrección de René Russo y Dustin Hoffman (resuelve bastante bien un papel, en principio, poco propicio para él), además de la brillantez del siempre espléndido Morgan Freeman y la genialidad de Donald Sutherland (un malvado en toda regla).
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