Defendiendo la segunda temporada de "The walking dead"

Cuando la serie de televisión "The walking dead" se fue separando de los cómics originales, muchos seguidores de los mismos se echaron las manos a la cabeza. Esto es algo que se percibió claramente en su segunda temporada, que se desarrolla enteramente en la granja de Hershel Greene. Algunos argumentaron que su narración se había vuelto demasiado lenta en comparación con las historietas, si bien las audiencias continuaron siendo muy elevadas. Personalmente me parece todo un acierto que la trama se centrara en un pequeño refugio en el que sus habitantes creían estar seguros de una amenaza exterior (por otro lado, era la mejor decisión desde un punto de vista presupuestario).
El primer capítulo de esta segunda temporada es fabuloso, tal y como se puede comprobar cuando uno de los personajes recibe una bala que sólo iba dirigida a un ciervo (atención a la estupenda música de Bear McCreary). Los dilemas morales que rodean a los protagonistas están muy bien tratados, al igual que la evolución de la mayoría de ellos. Todo ello nos conduce a un magnífico final en el que el grupo superviviente ha de huir de una horda de caminantes sin saber cuál será su nuevo destino (el espectador lo averigua cuando la cámara se eleva para mostrárnoslo).
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