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Crítica de "Rogue One: Una historia de Star Wars"

Crítica de "Rogue One: Una historia de Star Wars"

Cuando vio la luz el teaser de "Rogue One: Una historia de Star Wars", me gustó mucho lo que se mostró en él. Los posteriores tráilers me hicieron ser más cauto con este proyecto que, desde luego, no está generando la misma expectación que "Star Wars: El despertar de la Fuerza" (algo que era de esperar).

Por otro lado, la cinta ha sufrido no pocos cambios con respecto a su concepto inicial, de tal modo que, medio año antes de su estreno, se rodaron escenas adicionales durante un mes y medio. Esto es algo habitual en el calendario de producción de numerosos largometrajes, pero lo que ya resulta más chocante es que dichas filmaciones se prolonguen durante tanto tiempo (contratando a un nuevo guionista y provocando un cambio de compositor).

En definitiva, mis buenas expectativas con respecto a "Rogue One: Una historia de Star Wars" se fueron diluyendo con el paso del tiempo. Una vez vista la película, ¿qué es lo que realmente me he encontrado? Bien, para explicarlo de forma rápida, enumeraré todos los títulos de la saga por orden de preferencia:

  1. "Star Wars: Episodio V – El imperio contraataca"
  2. "Star Wars: Episodio IV – Una nueva esperanza"
  3. "Star Wars: Episodio VI – El retorno del Jedi"
  4. "Star Wars: Episodio III – La venganza de los Sith"
  5. "Star Wars: Episodio II – El ataque de los clones"
  6. "Star Wars: Episodio I – La amenaza fantasma"
  7. "Star Wars: El despertar de la Fuerza"
  8. "Rogue One: Una historia de Star wars"

Bajo mi punto de vista, los Episodios V y IV son sobresalientes, mientras que los Episodios VI y III reciben un notable alto. Los Episodios II, I y VII se quedarían con un notable. Vamos, que está claro que me gustan todas las películas de la franquicia y que, desde luego, no soy un detractor de las precuelas de George Lucas. ¿Qué pasa entonces con "Rogue One: Una historia de Star Wars"? Se quedaría con la nota más baja, en este caso un bien.

El filme es una recomendable cinta comercial en la que, no obstante, se adivinan obvios altibajos. Tras un cuidado arranque en el que observamos cómo la protagonista, Jyn Erso, es separada de sus progenitores, la trama nos narra cómo se va formando el grupo de rebeldes que terminará robando los planos de una terrible arma, una destructora de planetas a la que el Imperio denomina "la Estrella de la Muerte".

Quizás esta parte sea la menos llamativa de "Rogue One: Una historia de Star Wars", sobre todo porque su ritmo es lento y se echa en falta una mayor profundidad en los personajes. Se apuntan temáticas interesantes, como el hecho de que la lucha contra el Imperio termina convirtiendo en radicales a los que se enfrentan a Palpatine, o que algunos miembros de la Alianza son conscientes de que llevan a cabo acciones de las que no se pueden sentir orgullosos. Sin embargo, y seguramente por lo poco que le gustaron a los espectadores los componentes políticos de los Episodios I, II y III, me reitero en lo comentado: dichas cuestiones se abordan con meras pinceladas.

Incluso me llama la atención que las series de animación "Star Wars: The Clone Wars" o "Star Wars: Rebels" posean argumentos más trabajados que este largometraje, del que también voy a criticar que, al igual que "Star Wars: El despertar de la Fuerza", bebe demasiado de los guiños a la saga original. Situaciones, localizaciones, personajes, diálogos, vehículos, batallas... Todo parece construido para contentar al seguidor de la trilogía de los 70 y de los 80, si bien es cierto que también hay alguna que otra referencia a las precuelas.

No obstante, lo que en verdad resulta curioso de "Rogue One: Una historia de Star Wars" es su tercer acto, con una colosal contienda que nos deja apabullados con la intensidad de sus imágenes y con sus espectaculares efectos especiales. Es, sencillamente, vibrante y épica, todo un ejemplo de lo que se le pide a una producción de estas características.

Felicity Jones interpreta a Jyn Erso, un personaje que no termina de convencerme. Le falta algo de brío y carisma (por no mencionar que no llega a emocionar en los pasajes dramáticos del relato). Algo parecido sucede con Krennic, el villano al que interpreta Ben Mendelsohn. El actor lo hace bien, pero el guión no le otorga la relevancia que precisa un antagonista principal. De hecho, su fuerza se diluye cuando hacen acto de presencia dos de sus superiores, relegándolo a una simple sombra de éstos.

Dejando a un lado a un correcto Diego Luna y a un Forest Whitaker que sabe perfectamente qué rol juega en el filme, cabe hablar de Donnie Yen, quien no es más que un reclamo para la audiencia china (los componentes humorísticos de Chirrut Îmwe no me convencieron, algo que extendería en menor medida al robot K-2SO). Riz Ahmed está tan perdido como el propio piloto al que da vida, mientras que Mads Mikkelsen sobresale a pesar de que merecía más minutos en la pantalla.

Los excesos digitales de "Rogue One: Una historia de Star Wars"

Quisiera concluir este texto con una pregunta que me gustaría que todos los lectores se hicieran, en especial aquellos que consideran que "Rogue One: Una historia de Star Wars" es una magnífica película. Si George Lucas se hubiese atrevido a utilizar la tecnología para resucitar determinados personajes de la trilogía original, dándoles además un papel de gran o cierta relevancia, ¿de verdad no se le habría crucificado por ello?

Con estas historias "independientes" de "Star Wars", Kathleen Kennedy, Lucasfilm y Disney van a lo fácil: explotar el legado cinematográfico de George Lucas. En lugar de idear una saga que, por poner tan sólo un ejemplo, nos muestre la Antigua República y los conflictos entre Jedis y Siths, prefieren no arriesgar y darle a los seguidores de las películas de "La guerra de las galaxias" un caramelo de agradable sabor.

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