La Navidad llega a "Doctor en Alaska" en "Compañeros de Seúl"

¿Qué aspecto es fundamental para que una serie de televisión sea recordada por el público? ¿La calidad de sus tramas? ¿La buena labor de sus intérpretes? Pues sí, evidentemente. Sin embargo, creo que uno de los elementos que más influye en el espectador para que una determinada producción de la pequeña pantalla se quede grabada en su memoria son los personajes que aparecen en la misma. Así, éstos han de ser entrañables y poseer unas cualidades únicas, algo que sin duda encontrábamos en "Doctor en Alaska" ("Northern Exposure"). 

Bajo mi punto de vista, uno de los mejores episodios de esta estupenda serie pertenece a su tercera temporada. Se trata de "Compañeros de Seúl" y se desarrolla durante la Navidad. Al comienzo del capítulo, Chris nos explica por medio de su programa radiofónico cómo se celebran estas fiestas en Cicely. Así, el pueblo se llena de adornos que consisten en pájaros de ébano. «¿Sabéis? Las brillantes luces de colores son bonitas, y también los Santa Claus y los renos de plástico, y los belenes, pero, os lo aseguro, amigos, nada como la vista de un cuervo negro como la noche para conseguir el espíritu navideño».

Varias son las historias que nos encontramos en este episodio. Empecemos por Maurice, quien se siente algo triste porque estas fechas le recuerdan lo solo que vive («dicen que el índice de suicidios aumenta dramáticamente en Navidad», comenta a Chris). Al instante, Shelly le avisa de que tres personas preguntan por él. El antiguo astronauta de la NASA se queda estupefacto cuando se entera de que son su nieto, su hijo y la madre de este último. Por supuesto, la primera reacción del hombre más rico del pueblo es de reserva, no vaya a ser que quieran llevarse su dinero. Sin embargo, los recién llegados se sienten ofendidos por semejante idea.

Con su habitual "sutileza", Maurice les pregunta que, si no es por asuntos económicos, para qué están en el pueblo. La respuesta es obvia: su hijo quería conocerlo. «¿Eso es todo? ¿Sólo querías conocerme?», inquiere un estupefacto Maurice. Eso sí, luego añade lo siguiente: «muy bien, para que nos entendamos todos. Sólo quiero que sepáis que cumpliré con mis obligaciones, pero también protegeré mis intereses. Si intentáis llevarme a juicio, recordad que tengo un grupo de abogados que os comerán para cenar. Dicho esto, que disfrutéis de la estancia», explica a sus interlocutores (que no entienden nada de inglés, pues el nieto del ex astronauta se ha ausentado de la mesa del bar de Holling).

Su desconocida familia se queda a vivir en su casa, aunque ahora Maurice tiene un problema, pues no recuerda a la madre de su hijo. «Está claro que usted y yo tuvimos una relación íntima, pero... no me acuerdo de usted... Por mi vida que no puedo recordar nada de usted... Pero no se ofenda, tuve un montón de aventuras en aquella época». Luego añade lo siguiente: «señora, no he querido decir nada delante de los chicos, pero, si tenía alguna esperanza de continuar nuestra relación de alguna manera, eso es imposible. Ha pasado mucha agua bajo el puente, hemos ido por caminos distintos y, si lo mira racionalmente a la luz del día, verá que será mucho más feliz con alguien de... su raza. Me alegro de haber tenido esta charla. De aclarar las cosas», concluye, y ello a pesar de que la mujer no se entera del significado de sus palabras (sin duda se trata de uno de los momentos más hilarantes del episodio, al igual que la cena en la que su hijo le canta una canción en inglés para expresarle su afecto).

Ante semejante panorama, Maurice tiene que salir a pasear y se encuentra con Chris. «Toda mi vida he soñado con tener un hijo, un pequeño pilluelo al que sentaría en mis rodillas y le enseñaría a montar en bici, a cazar, a pescar... [...]. ¿Qué tengo? Un chino de mediana edad», comenta Maurice. «Creía que Duk Won era coreano», replica Chris. «Bah, no hay diferencia». Chris añade que tener un hijo maduro tiene sus ventajas. «No es la edad, Chris, eso lo aguanto. Cielos, lo aguanto todo. Defectos físicos, subnormalidad, lo aguanto todo, podría incluso aguantar si fuera una lombriz, encontraría una forma de aceptarlo. Pero, si tan sólo fuera...». «¿Blanco?», le pregunta Chris. «Sí, blanco», responde el bruto de Maurice. Chris le explica que sus sentimientos son culturales, de ahí que pueda olvidar ese comportamiento.

Percatándose de que molestan en el lugar, la madre del hijo de Maurice le señala que ha sido un error venir a verlo. Es por ello que éste hace un gran esfuerzo para saber cómo es en realidad su vástago. Pronto descubre que es un gran bebedor, que trabaja como ingeniero y que es bueno echando pulsos. Vamos, que tienen varias cosas en común. Maurice se lo comenta a su madre, reconociendo entonces una palabra en coreano que significa "fuerte y grande". Es entonces cuando recuerda el nombre de la mujer: Yung Bong Joo.

Centrémonos ahora en el doctor Joel Fleischman, que observa cómo los habitantes del pueblo llevan árboles de Navidad para ponerlos en sus casas. Dado que él es judío, considera que es un símbolo cristiano, y ello a pesar de que siempre le han gustado estas fiestas. Finalmente decide poner un árbol en su casa. Maggie O'Connell no es una entusiasta de la Navidad, ya que detesta ir a casa de sus padres durante estos días. Dado que se ha torcido el tobillo al resbalar, acude a ver al doctor Fleischman. Allí se fija en su árbol y le dice que es bonito.

Joel cree que se está burlando de él, puesto que sabe que es judío (y, seamos sinceros, casi siempre están a la gresca). Al final, terminan hablando del motivo por el que Maggie no quiere visitar a sus progenitores, ya que siempre le están preguntando que por qué no se casa de una vez y acaban peleándose («y mi hermano, el témpano, que piensa que cualquier expresión emocional es de mal gusto, se retira a su cuarto y acaricia sus trofeos de natación»).

Al día siguiente le llega una carta de sus padres en la que éstos le dicen que no ha de pasar las Navidades con ellos, puesto que se van de vacaciones con unos amigos. Maggie no puede ocultar su sorpresa y decepción. Joel se percata de que algo le pasa a Maggie, así que acude a su casa y le muestra su árbol de Navidad, que lo ha puesto a las afueras del hogar de la piloto de avionetas.

Shelly se muestra un tanto apesadumbrada porque, al ser católica, recuerda momentos de su infancia (la Misa del Gallo, los villancicos...). La forma que tienen los habitantes de Cicely de celebrar la Navidad le gusta, pero, claro está, añora aquellos momentos del pasado. Es por ello que Holling decora la iglesia y le canta el "Ave María" de Franz Schubert.

Ruth-Anne no pone un árbol porque es atea. Joel le dice a la propietaria de la tienda de Cicely que «siempre he admirado a los ateos, se necesita mucha fe. En fin, ya sabes, convicción para negar la existencia de un ser supremo». Ruth-Anne niega con la cabeza y asegura que cree «en un ser supremo, pero no creo que tenga forma humana».                          

"Compañeros de Seúl" concluye con la representación del cuervo, una obra en la que participa Marilyn. En ella se nos explica que, «hace mucho tiempo, el cuervo miró hacia abajo desde el cielo y vio que la gente en el mundo vivía en la oscuridad. La bola de luz la tenía escondida un viejo jefe egoísta. Así, el cuervo se transformó en una aguja de pino que flotaba en el río donde la hija del jefe iba a por agua. Ella bebió la aguja del pino. Se quedó embarazada y dio a luz a un niño que era el cuervo disfrazado. El niño lloró y lloró hasta que el jefe le dio la bola de luz para jugar. En cuanto tuvo la luz, el cuervo volvió a su ser y se llevó la luz hasta el cielo. Desde entonces no hemos vuelto a vivir en la oscuridad».

Como curiosidad, señalar que Jack Bender ("Perdidos") dirigió este capítulo, mientras que Diane Frolov y Andrew Schneider ("Los Soprano") escribieron su guión.

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  1. Anónimo dice:

    una serie muy especial, llena de valores donde cada capitulo es una terapia maravillosa para aprender lo verdaderamente importante en la vida. y este capitulo de navidad no podía ser menos.
    JJ

    1. Joaquin dice:

      En efecto, el calificativo de "especial" es el que mejor define a la serie. No todos sus capítulos son buenos, pero sí aparecen personajes entrañables con los que resulta muy fácil empatizar. Gracias por tu comentario, JJ.

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