Crítica de "Star Trek: Más allá"
Cuando una saga llega a su tercera entrega (en este caso además dentro del reinicio de una franquicia que nació hace cinco décadas), es lógico pensar que perderá cierta frescura y que no aportará excesivas novedades con respecto a sus antecesoras. Pues bien, esto es algo que no sucede en "Star Trek: Más allá", película que me ha sorprendido gratamente a pesar de que, como comentaré en esta crítica, dista de ser perfecta.
De todas maneras, lo bueno de un título de estas características es que ha sabido sobreponerse a no pocas adversidades: la atareada agenda de J.J. Abrams, la pérdida de su realizador y guionista original, la elección de un curioso dúo para hacerse cargo del libreto final y la contratación de un director, Justin Lin, demasiado ligado a otra importante licencia ("Fast & furious).
A pesar de que, con semejantes problemas, "Star Trek: Más allá" tenía todas las papeletas para convertirse en un desastre, la verdad es que se trata de una entretenida producción comercial, un blockbuster veraniego que tan sólo pretende hacer pasar al espectador un buen rato. ¡Objetivo cumplido! (otra cosa es que sus recaudaciones en la taquilla USA hayan descendido bastante con respecto a "Star Trek" y "Star Trek: En la oscuridad", sobre todo si tenemos en cuenta que hablamos de una franquicia que no termina de funcionar en la taquilla internacional).
"Star Trek: Más allá" sitúa a los tripulantes del U.S.S. Enterprise lejos de la Tierra y realizando distintas misiones en otros mundos para la Federación. En su largo viaje llegan hasta Yorktown, una impresionante estación espacial que les servirá como punto de abastecimiento antes de continuar con su periplo. Sin embargo, el mensaje de una alienígena que parece estar en problemas hace que el capitán Kirk y sus compañeros acudan a rescatarla. Craso error...
Si hay una cosa que destaca de "Star Trek: Más allá" es su increíble ritmo. Se podría incluso decir que, salvo por las lógicas pero breves pausas en las que los personajes conversan entre sí, nos hallamos ante un largometraje en el que la acción y la aventura se apoderan de la pantalla. Apenas hay tiempo para respirar y mucho menos para aburrirse. Por otro lado, los elementos de ciencia-ficción que se introducen en la historia son fáciles de comprender para los que no están habituados a este género, pero ello no quiere decir que existan múltiples guiños que satisfarán a los trekkies. Tampoco hay que olvidar la buena labor del director Justin Lin, continuista en su mayor parte (lo que evita que exista una incómoda fractura con las anteriores entregas de la saga).
Los pequeños fallos de "Star Trek: Más allá"
Mencionaba anteriormente que "Star Trek: Más allá" no es un filme perfecto. Así, su trama presenta varias debilidades, y éstas se intentan esconder mediante unos fabulosos fuegos de artificio. Por un lado, no me convence todo lo relacionado con la reliquia que busca el villano Krall, o las propias motivaciones de éste (bajo mi punto de vista, un tanto pueriles). Asimismo, no resulta creíble que tenga a su disposición un vasto ejército y que, a pesar de esto, precise de un arma más poderosa para llevar a cabo sus planes.
Todos los intérpretes del reinicio de la saga están presentes en "Star Trek: Más allá", sobresaliendo un Chris Pine que le otorga una mayor madurez a su personaje (existe, pues, una clara evolución desde que lo vimos en "Star Trek"). Curiosamente, Kirk no comparte muchas escenas con Spock (Zachary Quinto), quien en esta ocasión se pasa media película al lado de McCoy (Karl Urban). No hay problema, porque la química entre los actores funciona. Simon Pegg, también guionista, intenta darles minutos de lucimiento a todos sus compañeros de reparto, incluidos los secundarios John Cho y el fallecido Anton Yelchin. Curiosamente, no consigue hacerlo con Zoe Saldana, que se ve un poco eclipsada por Sofia Boutella, una de las principales novedades del elenco. Otra es la presencia de un desaprovechado Idris Elba (y no lo digo por las toneladas de maquillaje que cubren su rostro).
Deja una respuesta