Crítica de "¡Shazam!"
Tengo una especial simpatía por Shazam, personaje cuya película es objeto de esta crítica. No es especialmente conocido por el gran público y juega en una liga diferente a la de otros superhéroes de DC, caso de Superman, Batman o la Mujer Maravilla, pero posee un encanto peculiar y unos orígenes completamente diferentes a los de sus colegas de la Liga de la Justicia.
Y es que Shazam no nació dentro del universo DC, sino que la editorial adquirió sus derechos unas tres décadas después de su primera aparición en un cómic (algo que sucedió en 1940, época en la que alcanzó una gran popularidad y que sirvió para que este superhéroe contara incluso con su propio serial cinematográfico).
Warner Bros. lleva un tiempo queriendo llevar a la gran pantalla la historia de Billy Batson, un muchacho que, tras pronunciar la palabra "Shazam", se transforma en un adulto con poderes especiales. A comienzos de este siglo se empezó a preparar una película en la que Dwayne Johnson interpretaría al villano Black Adam, si bien el proyecto nunca vio la luz (aunque el actor sigue asociado al personaje y, de hecho, es el productor ejecutivo de esta cinta).
"¡Shazam!", una película de superhéroes diferente
A pesar de superar con creces las dos horas de metraje, "¡Shazam!" es una película entretenida de principio a fin que divierte y emociona a partes iguales. Bajo mi punto de vista, puede que llegue a ser un título emblemático para un montón de críos, sobre todo porque muestra lo que seguramente muchos de ellos habrán imaginado alguna vez: ¿cómo me comportaría si algún día me convirtiera en un superhéroe?
Es curioso que este filme resulte tan ameno, ya que cuenta con una presentación larguísima en la que se suceden flashbacks, se introducen un montón de personajes y se nos muestra el entrenamiento de su protagonista para así dominar sus nuevos dones (su estructura es, pues, nada original y muy tradicional). Pues bien, tranquilos, ¡todo funciona a la perfección y nunca se hace pesada!
Esto es así porque, primero, el espectador enseguida empatiza con los personajes y, segundo, el humor que se utiliza a lo largo de la película sólo se puede calificar de acertadísimo. Y es que son innumerables las ocasiones en las que "¡Shazam!" nos hace sonreír o incluso reír (y sin recurrir a los tontorrones chistes de Marvel, la compañía rival de DC).
Aunque es verdad que se nota que su presupuesto no fue muy elevado (entre 80 y 100 millones de dólares), los efectos especiales resultan efectivos y al menos hay un esfuerzo por presentar varios pasajes de acción en su tramo final.
La realización de David F. Sandberg se podría calificar de funcional, si bien se nota demasiado que no está habituado a trabajar en este tipo de producciones. Es más, se echan en falta planos que nos dejen con la boca abierta o que denoten un esfuerzo por parte del director para que visualmente la película sobresalga por encima de otras similares.
En cuanto al reparto, Zachary Levi está perfecto como Shazam. Descubrí la vis cómica de este actor en la recomendable serie de televisión "Chuck", por lo que me alegra muchísimo comprobar cómo su carrera da un gran salto gracias a su participación en esta película. Ojalá esto suponga un antes y un después para él, tal y como le sucedió a Chris Pratt (otro intérprete que proviene de la pequeña pantalla).
Mark Strong se pone en la piel del villano de la historia, un papel en el que ya es todo un experto. El problema es que lo hace de una forma muy parecida a la de otras ocasiones, de ahí que a estas alturas ya no impresione tanto.
Me gustaría destacar la labor de lo dos protagonistas más jóvenes de "¡Shazam!". Me refiero a Asher Angel y Jack Dylan Grazer, quienes hacen un buen dúo y saben llevar el peso del filme durante gran parte de su metraje.
Y, como curiosidad, mencionar la presencia del genial John Glover, quien otra vez encarna al progenitor del antagonista de un héroe (tal y como hizo fantásticamente en la serie "Smallville", donde daba vida a Lionel Luthor).
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