Crítica de 'Rambo: Last blood'

En esta crítica de Rambo: Last blood os cuento qué tal está la quinta aventura de este popular personaje cinematográfico. ¿Se trata de una película entretenida? ¿Se mantiene la característica violencia de la franquicia? ¿El guión es flojo o al menos mantiene el tipo? Os lo explico en los siguientes párrafos...

Nunca me llamaron la atención las películas de Rambo. Me gusta Acorralado (1982), y considero que Rambo (1985) posee un estupendo ritmo y no aburre en ningún momento (a fin de cuentas, es sólo un divertimento). Sin embargo, Rambo III (1988) me decepcionó muchísimo, pues bajo mi punto de vista no es tan entretenida como sus antecesoras.

En 2008 se estrenó la que parecía iba a ser la última entrega de la saga, John Rambo. No era gran cosa, pues poseía diálogos rimbonbantes y a ratos risibles, pero al menos se dejaba ver y resulta entretenida. 11 años más tarde llega Rambo: Last blood, un título que podría poner punto y final licencia.

Sinopsis de Rambo: Last blood

Cuando creía que por fin iba a poder vivir una vida apacible en su rancho de Arizona, John Rambo recibe una devastadora noticia: su ahijada desaparece en México. Es entonces cuando decide ir en su busca, aunque ello suponga que tenga que enfrentarse a peligrosos delincuentes que se dedican a la trata de blancas.

Lo mejor de Rambo: Last blood

Si hay algo que me gusta de Rambo: Last blood es ver a un veterano actor como Sylvester Stallone encabezando el reparto de esta película. A pesar de su edad, resulta creíble en el papel de un hombre que no descansa hasta ejecutar su venganza.

El filme no se corta a la hora de mostrar la violencia, un aspecto que sin duda satisfará a los seguidores de esta saga. Su desenlace, por ejemplo, es un festín de sangre, rotos huesos y desmembramientos.

Además, se hace ameno de visionar, algo a lo que contribuye su contenido metraje y la presencia de un sólido reparto de secundarios. Sergio Peris-Mencheta y Óscar Jaenada están perfectos como los villanos de la historia, mientras que Paz Vega resuelve muy bien su breve papel.

Lo peor de Rambo: Last blood

Ahora bien, la cinta presenta problemas bastante evidentes. Por ejemplo, su prólogo sitúa al protagonista en lo que casi parece una película de catástrofes. Se trata de un arranque innecesario que pretende enganchar al espectador con música altisonante y una situación extrema.

A continuación, Rambo: Last blood se convierte en un drama familiar. No voy a negar que hay pasajes emotivos y que es necesario contarnos lo mucho que Rambo aprecia a la joven Gabrielle, pero a veces da la impresión de que se recrea demasiado en este aspecto.

Por el contrario, los traumas de Rambo se exponen de forma resumida, bien sea con un puñado de frases o mostrando al personaje mientras ingiere sus medicinas.

Y es que, en general, el planteamiento es bastante liviano, genérico y predecible. Suficiente para los nostálgicos, pero insatisfactorio para los que busquen algo más.

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