Crítica de 'Infierno bajo el agua'
En mi crítica de Infierno bajo el agua os comento si merece la pena darle una oportunidad a esta película de terror. ¿Da miedo? ¿Hay muchos sustos? ¿Resulta entretenida de ver? A continuación, todas las respuestas...
Tras iniciarse como género en la década de los 70 gracias a Steven Spielberg y su Tiburón, últimamente se han vuelto a poner de moda los largometrajes centrados en animales peligrosos. Ahí tenemos títulos como, por ejemplo, Infierno azul, A 47 metros y su secuela o incluso Megalodón y Proyecto Rampage.
De igual modo, los filmes de catástrofes también han experimentado un evidente auge. Valga mencionar producciones como San Andrés, Geostorm u Operación: Huracán. (por no referirme a otras que se estrenaron hace poco más de un lustro).
Pues bien, Infierno bajo el agua es una evidente conjunción de ambos géneros. Pero, ¿toma lo mejor de cada uno de ellos o, por el contrario, abarca demasiado y al final no colma las expectativas de ninguno de los dos? Por suerte, sí, los combina con acierto.
Sinopsis de Infierno bajo el agua
A pesar de que un huracán se aproxima a Florida, Haley se dirige a la casa de su padre. Éste permanece malherido, de ahí que la joven tenga que actuar de forma rápida antes de que se inunde toda la zona. Sin embargo, ambos tendrán que enfrentarse a otra problema aún mayor: la presencia de unos peligrosos caimanes.
Lo mejor de Infierno bajo el agua
Admito que me ha sorprendido gratamente esta película. No esperaba nada de ella y, sin embargo, me ha entretenido de principio a fin. Su comedido metraje ayuda a que su desarrollo sea ágil e intenso, desfilando antes nuestros ojos diversas escenas (tanto de acción como de suspense).
El terror que muestra se podría calificar de realista, siendo muy cruda la forma en la que se visualiza el ataque de los caimanes. A ello hay que añadir el ambiente claustrofóbico que existe en no pocas secuencias, puesto que la mayor parte del filme acontece en el sótano de una casa que se está inundando.
La cinta no pierde el tiempo en profundizar en la relación entre padre e hija, relatándonos lo justo y evitando que la historia pretenda ser algo más que una excusa para entretener al espectador. Afortunadamente, sólo hay una escena en la que Haley y Dave conversan sobre el pasado (y además dura muy poco).
El director Alexandre Aja muestra una gran solvencia a la hora de plasmar en imágenes las acometidas de los animales. Aunque rinde algún que otro homenaje a Tiburón, desde el principio quiere mostrar a los caimanes en todo su esplendor y no escatima a la hora de mostrar casquería o de ofrecer algún que otro susto con el que hacer saltar al público de sus asientos.
Los efectos especiales son buenos, al menos si tenemos en cuenta que el presupuesto de Infierno bajo el agua fue de 13.5 millones de dólares. Por supuesto que a veces se nota que las criaturas están generadas por ordenador, pero ello no provoca que nos distraigamos de la narración.
A esto hay que sumar el buen hacer de Kaya Scodelario y de Barry Pepper. Su interpretación física es muy sólida, resultando de igual modo convincente su forma de actuar como hija y padre.
Lo peor de Infierno bajo el agua
Sin duda, su trama, que no es nada del otro mundo, y su falta de originalidad. La muerte de determinados personajes es demasiado previsible y se nota que su presencia se debe a la necesidad de incrementar los momentos de tensión de la película.
Por otro lado, los caimanes los destrozan enseguida, cosa que no sucede con los protagonistas de Infierno bajo el agua, que resisten mejor sus acometidas.
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