Crítica de la película "Independence Day"
Cuando comencé a leer las primeras críticas españolas sobre "Independence Day", opté por pensar dos cosas: o bien nos encontrábamos ante lo mismo que sucediera con "Parque Jurásico (Jurassic Park)" (película taquillera es igual a ataque feroz contra la misma), o bien 20th Century Fox había estrenado una tomadura de pelo. Pero, después, intenté analizar mejor esas críticas, averiguar el porqué de ese ensañamiento contra "Independence Day".
Fue entonces cuando me percaté de que la mayoría de los críticos se referían a la película como una americanada patriotera que dejaba varios cabos sueltos y que, según algunos (a los que recomiendo que corran a graduarse la vista), incluso poseía efectos especiales que no eran nada del otro mundo. Es evidente que, después de unas críticas tan atroces, pocos se atreverían a poner bien al filme de Roland Emmerich. Veamos, "Independence Day" no es una buena película, pero dista de ser un bodrio y creo que al menos se puede calificar como un aceptable divertimento. Lo cierto es que no pretende otra cosa.
"Independence Day" arranca con unas imágenes de la Luna, ensombrecida por lo que ya sabemos que va a ocupar nuestra atención durante las próximas dos horas: las naves extraterrestres (en este caso una nodriza). Al detectarla reina la confusión, pues se duda sobre si es un gran meteorito y sobre si hay que destruirlo.
Es aquí donde empieza la presentación de personajes, tan típica en las producciones de catástrofes, donde abundan individuos de diversas clases sociales. Y esta parte, que se hace bastante tediosa en la mayoría de filmes del género, se vuelve aquí ágil, directa y lo suficientemente atractiva como para que no aburra al personal. Con una magnífica y creíble ambientación de la Casa Blanca, es el Presidente de los Estados Unidos el que se lleva los honores como personaje principal, acompañado por el capitán Steven Hiller y por el doctor David Levinson.
Uno de los principales fallos de "Independence Day" es la introducción de algunas "genialidades" que los guionistas intercalan en el libreto y los comportamientos de determinados personajes. Esto provoca que la película pierda la compostura, transformándose incluso en una comedia involuntaria. Dejadme que os ponga varios ejemplos:
- Capitán Steven Hiller (Will Smith): lo de pegar al alienígena y hablarle en plan estúpido en el desierto, mientras sigue golpeándolo, es una fantasmada completamente innecesaria.
- Russell Casse (Randy Quaid): el veterano piloto de Vietnam exaspera a cualquiera.
- Doctor Brakish Okun (Brent Spiner): el encargado de la secreta Área 51, demasiado estrafalario como para resultar creíble.
Si no fuera por estos detalles, fáciles de suprimir, "Independence Day" sería una notable película. Así, ahondaría más en los aspectos serios y se olvidaría de determinadas tonterías que sin duda se incluyen para contentar a espectadores que son capaces de reírse con calamidades cinematográficas del estilo de "Dos policías rebeldes".
El director, Roland Emmerich, merece alguna que otra alabanza, sobre todo en la parte del metraje que nos lleva hasta la destrucción de las ciudades más importantes de los Estados Unidos. La llegada de las naves secundarias, poseedoras de una longitud de 24 kilómetros, es capaz de poner los pelos de punta a cualquiera. Gigantescas sombras que avanzan incontenibles hacia Nueva York, Los Ángeles y Washington ante la atónita mirada de sus habitantes, tan sorprendidos como los espectadores (aunque pienso que aún se podía sacar mucho más jugo al asunto).
Después viene el caos, con la gente huyendo de los extraterrestres mientras comienza una cuenta atrás que indica el tiempo que falta para que los invasores comiencen su devastador ataque contra el planeta Tierra. Y de nuevo, aquí llega una de las mejores partes del filme, con unas magníficas secuencias de destrucción de edificios tan emblemáticos como el Empire State Building, la Library Tower de Los Ángeles, punto de reunión de todos aquellos que piensan que los extraterrestres vienen por motivos amistosos (lo cierto es que no son muchos), y, cómo no, la Casa Blanca.
Es una pena que no internacionalicen el asunto: ¿no hubiera sido espectacular ver cómo caían emblemas de otros países? Justo antes de todo ello, el Presidente de los Estados Unidos ha de huir en unas creíbles y emocionantes secuencias de evacuación, dotadas de una fuerza e impacto que hacen de "Independence Day" algo más que un simple consumo de masas. Impresionante.
Luego asistimos estupefactos a los diversos e inútiles intentos, ya desde el Área 51 (donde tienen ocultos a los extraterrestres que se estrellaron a mediados del siglo pasado), de atacar a una de las grandes naves de los visitantes, haciéndonos la pregunta de cómo podrán los humanos acabar con la amenaza que viene del exterior.
Además, el invasor capturado por el personaje interpretado por Will Smith revela de forma telepática las intenciones de los suyos sobre la Tierra o cualquier otro planeta que se cruce en su camino y que tenga las mismas condiciones de vida que las nuestras. En una especie de homenaje a "La guerra de los mundos", uno de los protagonistas da con la clave para destruir a los extraterrestres (en realidad, esta película es un continuo tributo al cine de ciencia-ficción, pudiendo citarse títulos como "Star Wars", "Ultimátum a la Tierra" o "Alien, el octavo pasajero").
En resumen, "Independence Day" es una efectiva cinta de evasión que también cuenta con instantes creíbles e incluso sólidos pasajes dramáticos (el fallecimiento de la esposa de uno de los protagonistas de la historia). Por otro lado, en su momento nos dejó asombrados con sus efectos especiales, sobre todo en lo que al uso de maquetas se refiere (de hecho, ganó un Oscar en dicho apartado). No obstante, es imposible no hacer referencia a ciertos fragmentos de la cinta que cuentan con unos diálogos bastante pobres, lo que rebaja su nota final. Me gustaría aplaudir lo bien que luce el filme a pesar de que su presupuesto no fue nada abultado. Hablamos de 75 millones de dólares, una cifra muy inferior a los 175 millones de "Waterworld", otra producción de una fecha similar.
No comparto, por cierto, las críticas sobre el excesivo patriotismo americano de "Independence Day". Hemos de tener en cuenta que Roland Emmerich es europeo, pero dispuso del dinero de un estudio de Hollywood para sacar adelante este proyecto. ¿Acaso alguien esperaba que fuera a narrar una historia que transcurriera en otro país? No, imposible, al menos en la fecha en la que se estrenó la cinta. Por otro lado, "Independence Day" recaudó más en la taquilla internacional que en la taquilla USA, así que llamó la atención de espectadores de todo el planeta.
Ah, y no nos engañemos, ya que cualquier situación como las que plantea la película sólo podría ser resuelta por un ejército como el de los Estados Unidos, aunque se echa de menos una participación de la ONU (en este sentido hay que tener en cuenta que lo primero que destrozan los alienígenas es el edificio de las Naciones Unidas).
Pero creo que todo esto se mitiga cuando se habla de la colaboración entre los distintos ejércitos de todos los países, lo que ocurre es que nosotros vemos la acción desde el punto de vista estadounidense (después hay otras escenas de diversos lugares del mundo donde se ven las naves caídas). Sí, es cierto que la solución del problema parte de dos ciudadanos de los Estados Unidos, pero ése no es el dato relevante: ¡es que son los protagonistas!
De los actores, señalar que la mayoría de ellos son conocidos pero, desde luego, no se pueden calificar como estrellas de Hollywood. Cabe mencionar a Bill Pullman (está magnífico), Jeff Goldblum y Mary McDonnell, además de a Robert Loggia. Respecto a Will Smith, decir que está correcto, al menos cuando no comienza a reproducir puntuales diálogos que directamente parecen sacados del personaje al que daba vida en la serie de televisión "El príncipe de Bel Air".
En cuanto a la banda sonora, David Arnold crea un tema principal vivo y trepidante (en un claro guiño a John Williams), por no mencionar que sabe acompañar a las imágenes con una cuidada partitura orquestal. Asimismo, escribe hermosas piezas para las escenas dramáticas (el Presidente con su mujer). Destaco, sobre todo, la música que acompaña a la llegada de los extraterrestres, un prodigio a la hora de transmitir emociones, y la sabia utilización de los coros (algo que ya hizo en "Stargate").
Crítica revisada de un texto originalmente escrito el 9-10-1996.
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