Crítica de "El corredor del laberinto: Las pruebas"

Existe un gran contraste entre "El corredor del laberinto" y "El corredor del laberinto: Las pruebas". Mientras que la primera entrega de esta franquicia poseía un tono pausado y se desarrollaba en un único lugar, su secuela resulta frenética y su trama acontece en diversos sitios. Semejantes diferencias benefician al filme, puesto que el espectador siente que la historia avanza y que los responsables de este título no han querido repetir el esquema que tan bien les funcionó en la cinta original.
"El corredor del laberinto: Las pruebas" arranca justo donde concluyó su antecesora. Thomas y sus amigos llegan desde las instalaciones de C.R.U.E.L. hasta el complejo que manejan las personas que los han rescatado. Alrededor de la fortaleza habitan una suerte de peligrosos mutantes, mientras que en el interior se esconden otros jóvenes que también han sobrevivido a otros laberintos. Sin embargo, Thomas quiere respuestas a las nuevas inquietudes que se le van planteando, unas respuestas que quizás no le gusten...
Como comentaba anteriormente, el ritmo de "El corredor del laberinto: Las pruebas" es intenso, muy intenso. Mientras que otros cineastas hubieran optado por prolongar la estancia de Thomas en su nuevo "hogar", dilatando la narración y, de paso, aburriendo al personal, aquí el director Wes Ball y el guionista T.S. Nowlin optan por no dejar respirar al público. La intriga y el suspense se entremezclan con el terror y la acción, armando de esta manera un recomendable entretenimiento en el que no hay oportunidad para bostezar.
A todo ello hay que sumar la cuidada puesta en escena de Wes Ball, quien de nuevo demuestra que proviene del mundo de los efectos especiales. "El corredor del laberinto: Las pruebas" luce estupendamente, siendo su fotografía sólida y sabiendo su realizador aprovechar los 61 millones de dólares del presupuesto que se le ha asignado (el doble que el de su antecesora, si bien da la impresión de que se ha manejado una cifra superior).
En cuanto al reparto, Dylan O'Brien sigue dando muestras de que es uno de los pocos actores jóvenes televisivos que tiene un mejor futuro en el cine. Posee carisma y ha dado muestras de su versatilidad en numerosas ocasiones. El intérprete lleva el peso de la película sin problemas. Ki Hong Lee también consigue que Minho sea uno de los personajes más queridos de "El corredor del laberinto: Las pruebas", mientras que Kaya Scodelario logra que nos creamos las complejidades que oculta Teresa. A todo esto hay que añadir que las nuevas incorporaciones me parecen todo un acierto, empezando por Rosa Salazar, a quien aún recuerdo por su buen hacer en la serie "Parenthood", y continuando por Aidan Gillen, Giancarlo Esposito, Lili Taylor y Barry Pepper. No me olvido del regreso de Patricia Clarkson, quien llena la pantalla con su presencia.
¿Qué es lo peor de "El corredor del laberinto: Las pruebas"?
¿Se le puede poner algún pero al filme? Por supuesto. Así, el guión contiene alguna que otra línea que se aproxima demasiado a lo que podría definirse como un molesto cliché. No me refiero a los diálogos entre los personajes, que en general están bien escritos, sino a las recurrentes frases que solemos escuchar en no pocos filmes cuando los protagonistas en cuestión han de afrontar algún peligro.
De todas maneras, al concluir la película uno tiene ganas de ver "El corredor del laberinto: La cura mortal". Me temo que ya nos hemos acostumbrado a que las sagas se hayan convertido en seriales, pero lo bueno es que en esta ocasión no parece que la entrega final se vaya a dividir en dos partes. Toca esperar...
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