Crítica de "X-Men: Días del futuro pasado"

El hombre de los 200 millones de dólares. Así es como habría que llamar al director Bryan Singer, quien se ha aficionado a trabajar en producciones cuyo presupuesto rebasa con creces dicha cifra. Ahí están como ejemplo "Superman returns: El regreso", "Jack el caza gigantes" o, cómo no, "X-Men: Días del futuro pasado". De hecho, y tras "Avatar", nos hallamos ante la segunda película más cara de 20th Century Fox (un estudio al que le gusta controlar mucho el coste de sus largometrajes). Dejando a un lado estas cuestiones, y centrándome ya en la continuación de "X-Men: Primera generación", he de reconocer que el cineasta ha hecho un buen trabajo, si bien considero que la trama podría haber resultado más compleja y que no ha sabido aprovechar del todo el magnífico reparto que tenía a su disposición.
Singer realiza un gran trabajo con el reparto, aunque sigo sin explicarme en qué se gasta el dinero de sus películas (a fin de cuentas, "X-Men: Días del futuro pasado" no es tan espectacular como otros títulos de superhéroes). Hugh Jackman, James McAvoy, Michael Fassbender, Patrick Stewart, Nicholas Hoult y Peter Dinklage son los actores que llevan el peso de la narración. Sus interpretaciones son estupendas, especialmente las de los tres primeros. Me llama la atención que a Jennifer Lawrence no se la vea demasiado en la pantalla, sobre todo después de la fama que ha adquirido en los últimos años. Pero, en fin, es el problema de que el poder de su personaje, Mística, sea el de imitar la figura de cualquier persona. Puede que no nos hallemos ante la mejor entrega de esta taquillera franquicia (me quedo con la trilogía original y con "X-Men: Primera generación"), pero, por lo menos, el entretenimiento está asegurado.
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