Ahora todo el interés por seres de otros planetas ha desaparecido, aunque el mundo del cine parece dispuesto a reavivar el tema. La película que nos ocupa, «Stargate», se suma a una tesis no muy utilizada en la gran pantalla. Así, las pirámides de Egipto y la asombrosa cultura que las desarrolló mantenían una conexión con inteligencias venidas del exterior (como prueba de ello, se mencionan jeroglíficos con extrañas figuras, supuestas pistas de aterrizaje o construcciones inimitables en la actualidad). Este argumento se refleja a la perfección en el magnífico arranque del filme, donde se nos muestra un planteamiento que, por desgracia, luego se difumina cuando se relajan los elementos científicos de la cinta y se centra en sus elementos aventureros (interesantes pero mejorables). Tampoco me convence su tramo central, donde se nota un tono más lento y aburrido.
El director de la película es Roland Emmerich, un alemán que se dio a conocer gracias a «El secreto de Joey» (título que no era nada del otro mundo). Respecto a su labor, tan sólo cabe calificarla como eficaz. De los actores destacaría la interpretación de James Spader, mientras que Kurt Russell se muestra correcto y no tan «bárbaro» como en otras producciones en las que habitualmente participa. Jaye Davidson hace de Ra, otorgándole al personaje un caminar muy extraño y forzado. La música, a pesar de ser de un novato llamado David Arnold, cumple triunfalmente con su cometido. Así, nos topamos con un sólido tema central de corte épico, siendo de destacar los coros que acompañan al extraterrestre.
Los efectos especiales son buenos en lo que respecta a las naves de las que dispone Ra y bastante normalitos en referencia al morphing. Los ingenios mecánicos cumplen pero no sorprenden (la lengua de los animales del desierto resulta muy artificial). Los decorados sí son impresionantes. Y no es de extrañar, pues se levantaron sobre una superficie de 10.000 metros cuadrados (ocupando una buena parte de ella el palacio de Ra). Habría que alabar también la espectacular entrada a la pirámide. Por último, comentar la dificultad que supuso para los intérpretes el tener que aprender un idioma creado especialmente para la película.