Crítica de la película "Misión: Imposible", con Tom Cruise
"Misión: Imposible" podía haber sido uno de los mejores thrillers de la década de los 90, pero se ha quedado con una calificación buena aunque mejorable. La culpa de ello es de su argumento, demasiado embarullado y al que se le podía haber sacado mucho más partido. En teoría, el núcleo esencial de la historia queda despejado: se narra la existencia de un traidor en una agencia de detectives secretos. Eso parece ser, a todas luces, lo principal. Reconozco que adoro las películas confusas, y yo defino así a todas las que comienzan sin que te enteres de nada pero que, a medida que avanzan, van desgranando lo que de verdad quieren decir (tipo "Desafío total"). Aquí no ocurre eso. Se entremezclan situaciones de forma caótica, haciendo que surjan muchos interrogantes sobre lo que hemos visto. Y es una pena, porque la idea inicial no está mal, con los agentes desarrollando la que creen su misión; pero después todo se lía hasta lo intolerable.
Por ejemplo, ¿no hubiera sido mucho mejor hacer desaparecer el personaje de Max y el cargante asunto de la lista NOC? ¿No debería Ethan Hunt dedicarse exclusivamente a buscar al verdadero traidor y dejarse de otras misiones arriesgadas que uno no termina de entender por qué conducen al desleal agente? ¿Por qué Max, al tener la lista, es la única que puede llevar al traidor hacia Ethan? ¿Qué divina inspiración hace ver a Ethan quién es el infiel de la agencia? Buscando razonamientos, seguro que alguien encontrará respuestas (y más preguntas), pero entran dentro de la suposición de algo que no está bien contestado en la pantalla. Pero lo peor de todo es la sensación que te produce el creer que tanto ajetreo es un pretexto para que el espectador se vaya a casa contento con los minutos finales de "Misión: Imposible". Luego hablaré sobre ellos.
[post_ad]Ahora me centraré en los aspectos positivos del filme. Al respecto, cabe destacar el magnífico ambiente de suspense conseguido en algunas escenas, tanto en el inicio en la embajada como en el momento del robo de la lista (aunque es algo exagerada en cuanto a su duración). Brian de Palma es un director irregular (no sólo en lo que a la calidad de sus largometrajes se refiere, sino también a cómo éstos funcionan en la taquilla). Sin embargo, lo que nadie le puede negar es su eficacia en cuanto a las labores que se le encomiendan, sin fallos y, en algunos casos, con grandes virtudes. Puede ser exasperante una escena como la de la sala que tiene tantas medidas de seguridad si no es llevada con cuidado; además, muestra un buen número de efectivos planos que llaman la atención del público. Es lo que acontece con el acercamiento de la cámara a una de las ventanillas del tren de alta velocidad, o incluso en un momento tan insospechado como la presentación del equipo de Hunt.
De los actores hay que señalar que todos están bien, destacando Vanessa Redgrave y Jean Reno. Un aplauso, por cierto, a la internacionalidad del reparto y a las localizaciones del Viejo Continente. Todo un acierto del en este caso productor Tom Cruise, conocedor de la importancia del público europeo. La que desentona un poco es Emmanuelle Beart, cuya interpretación me parece algo sosa. ¿Y qué decir de los efectos especiales? Empecemos antes por los excelentes maquilladores y los coordinadores de escenas como las del Akuarium (intensa pero muy corta). Y rindámonos ahora a la labor de Industrial Light & Magic, creadora de los soberbios minutos finales del filme. Un auténtico espectáculo para un colofón como nunca antes se había visto en el género de la acción (justo lo que se tendría que haber hecho en "Goldeneye"). Sólo por eso merece la pena darle una oportunidad a "Misión: Imposible". Por cierto, muy bien hechas también las máscaras de Hunt al quitárselas, aunque nunca me han gustado este tipo de recursos tan exagerados, para mí más imposibles que las escenas del helicóptero y del tren de alta velocidad.
La escena del tren de "Misión: Imposible"
En cuanto a la banda sonora de "Misión: Imposible", es un acierto incluir un tema como el original de la serie, arreglado para la ocasión y capaz de enderezar cualquier escena que se le ponga por delante (simpática, por cierto, la introducción que imita a la de la televisión, aunque muy renovada). Además, el compositor Danny Elfman lo inserta en las ocasiones adecuadas y no abusa demasiado de él, lo que tampoco estaría bien. El resto de la composición acompaña adecuadamente a lo que observamos en la pantalla.
Crítica revisada de un texto originalmente escrito el 24-7-1996
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