Crítica de "Baby driver"
No sé si lo recordáis, pero el director Edgar Wright iba a ocuparse de "Ant-Man". Desavenencias con Marvel Studios provocaron que se desentendiera del proyecto. Sin embargo, no hay mal que por bien no venga, ya que, tras dicho varapalo, pudo sacar adelante un proyecto en el que llevaba trabajando un buen número de años: "Baby driver".
El filme no sólo ha recibido el beneplácito de la crítica, sino que está funcionando bastante bien en la taquilla USA. Es más, Sony Pictures ya le ha pedido a Edgar Wright que prepare su secuela, una idea que al cineasta parece gustarle. Pero, ¿de verdad "Baby driver" es tan buena como dicen?
Bajo mi punto de vista, no es una película sobresaliente, pero no hay duda de que se trata de un estupendo título comercial. Es más, su calidad es incluso superior a la de no pocas producciones hollywoodienses que en teoría se estrenan para distraer al espectador, algo que luego no consiguen.
Una cosa ha de quedar clara: "Baby driver" es un filme que no se puede tomar en serio. ¿El motivo? Se trata de una película conscientemente exagerada, tanto en la acción como en la personalidad de los protagonistas, por no mencionar su historia de amor o los elementos cómicos del guión.
Si el público es capaz de entender esto, entonces disfrutará viendo "Baby driver". Si, por el contrario, intenta buscarle explicaciones a todo lo que acontece en la pantalla... acabará arruinando su sesión cinematográfica.
La increíble puesta en escena de "Baby driver"
Una de las cosas que más me gusta de "Baby driver" es lo bien rodada que está. El filme arranca de forma vigorosa, en concreto con una escena de acción en la que el protagonista conduce su coche mientras escucha una canción. El asunto no termina ahí, ya que, a continuación, y durante los títulos de crédito iniciales del filme, observamos un maravilloso plano secuencia. El colofón de semejante delirio visual lo encontramos en los últimos minutos del largometraje.
Es evidente que Edgar Wright quiere que su película luzca bien, algo que también se corrobora gracias al magnífico montaje y a la cuidada fotografía que hallamos en "Baby driver".
A todo ello hay que sumar su excelente reparto, con unas sólidas interpretaciones de sus integrantes más jóvenes (caso de Ansel Elgort y Lily James). Jon Hamm deja el encanto para otro momento y se sale en su papel de un maníaco delincuente. Por supuesto, lo mismo se puede decir de Jamie Foxx y de Kevin Spacey (aunque reconozco que a veces actúan con el piloto automático puesto).
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