Crítica de la película "Kingsman: Servicio Secreto"

Estaremos de acuerdo en que "Kick-Ass: Listo para machacar" fue la película que puso al director, guionista y productor Matthew Vaughn en boca de todos. Cierto que con anterioridad había llamado la atención de la industria con la curiosa "Stardust" y la irregular "Layer cake: Crimen organizado", pero ambos títulos no lograron la misma repercusión que la adaptación del cómic de Mark Millar. Tras rodar la meritoria "X-Men: Primera generación", todo parecía indicar que el cineasta se decantaría por ocuparse de su secuela. Pues no, finalmente optó por trasladar a la gran pantalla otra obra del mencionado Millar. El resultado no es otro que "Kingsman: Servicio Secreto".

Crítica de la película "Kingsman: Servicio Secreto"

A cualquiera que haya visto "Kick-Ass: Listo para machacar" no le sorprenderá el tono de "Kingsman: Servicio Secreto", muy alejado a lo que solemos toparnos en cualquier producción de Hollywood. Vaughn nos ofrece una comedia de acción gamberra en la que, sin embargo, no se insulta a la inteligencia del espectador. En todo momento queda claro que nos hallamos ante una historieta convertida en imágenes en la que continuamente se parodia a las películas de espías (con James Bond a la cabeza, por supuesto). Para ello se utiliza un estilo visual que el director ya empleó en anteriores trabajos y que se asemeja bastante al de Guy Ritchie (algo que no es casualidad, puesto que fue uno de los productores de varios de los largometrajes de este último, caso de "Lock & stock", "Snatch: Cerdos y diamantes" y... esto... "Barridos por la marea").

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El argumento de "Kingsman: Servicio Secreto" no es nada del otro mundo. Al tratarse de una caricatura, los personajes también son retratados de tal forma. Así, Harry Hart ha de buscar un pupilo para introducirlo en la organización internacional en la que trabaja. El chico en cuestión no es otro que el hijo de un joven compañero que dio la vida por él en una peligrosa misión (no obstante, para hacerse con el puesto tendrá que competir con otros muchachos). Como habrá adivinado el lector, ello da pie a los típicos pasajes en los que se nos muestra su aprendizaje. Sin embargo, por suerte no resultan tediosos y se resuelven con buen ritmo, ya que en medio de ellos vamos conociendo al villano de la función: el surrealista Valentine (atentos a su fobia y a su cena con Harry).

Crítica de la película "Kingsman: Servicio Secreto"

"Kingsman: Servicio Secreto" es una cinta muy entretenida, sobre todo en su trepidante tramo final. Las peleas enseguida captan nuestra atención, si bien considero que la que transcurre en la iglesia se hace demasiado larga. Por otro lado, cuenta con un fabuloso reparto en el que, cómo no, destaca la presencia de un voluntarioso Colin Firth. Aunque Taron Egerton no lo hace mal como su discípulo, se nota que no posee el carisma de aquél. Samuel L. Jackson es uno de los pocos actores contemporáneos que podía interpretar a Valentine sin hacer el ridículo. Otro colega de profesión no nos parecería tan jocoso. Los secundarios no están nada mal, ya que en realidad sus apariciones tienen relevancia en la trama (me refiero a, por ejemplo, Mark Strong y Michael Caine).

"Kingsman: Servicio Secreto", la parodia inteligente

En definitiva, "Kingsman: Servicio Secreto" es un estupendo divertimento que satisfará a todos aquellos que les encantó "Kick-Ass: Listo para machacar", pues contiene un humor similar y escenas de acción más espectaculares. Ideal para pasar el rato sin comerse el coco.

Crítica de la película "Kingsman: Servicio Secreto"

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