Crítica de la película "Jason Bourne"

Tras no pocos desencuentros con Universal Pictures, finalmente el director Paul Greengrass y el actor Matt Damon regresan a una de las sagas de espías más reconocidas de los últimos lustros. Llama la atención la insistencia del estudio por querer explotar esta franquicia, ya que sus distintas entregas tampoco es que hayan sido especialmente taquilleras. "El caso Bourne" empezó de manera aceptable (214 millones de dólares recaudados a nivel mundial), mientras que "El mito de Bourne" (288 millones) mejoró los números de su antecesora. "El ultimátum de Bourne" (442 millones) logró los mejores datos de la trilogía, motivo que hizo que la major quisiera más secuelas de Jason Bourne.

Éstas no llegaron a los cines debido a las citadas desavenencias a la hora de sacar adelante el proyecto, de ahí que Universal tomara la decisión de dar luz verde a un spin-off: "El legado de Bourne". Aunque ingresó 276 millones de dólares en todo el planeta, sus mejorables cifras provocaron que los dirigentes del estudio dejaran de lado la continuación de dicho título, que ya tenía fecha de estreno, y se centraran en "Jason Bourne". Paul Greengrass pudo escribir la historia tal y como quería (ayudado por, atentos, Christopher Rouse, el responsable del montaje de la mayoría de sus producciones), circunstancia que propició que Matt Damon aceptara volver a ponerse en la piel de este carismático personaje ideado por el escritor Robert Ludlum.

Las preguntas que corresponde responder ahora son las siguientes.

• ¿Merece la pena una película como "Jason Bourne"?
• ¿Acaso no era mejor haber cerrado la saga con una trilogía?
• ¿Aporta algo el filme a la historia principal?

Vayamos por partes. "Jason Bourne" es una cinta que posee un ritmo muy ágil y en la que no cesan de suceder cosas. Da la impresión de que el realizador quiere que el espectador se quede sin aliento, tanto en las escenas de puro thriller como en las de acción. En este sentido, creo que cumple con su cometido.

Ahora bien, no considero que "Jason Bourne" aporte nada nuevo a la saga, simplemente se trata de enredar más el asunto y de añadir otras motivaciones personales y políticas al relato. Esto no significa, sin embargo, que se dote de mayor complejidad al personaje, puesto que lo que se genera es la sensación de que observamos sucesos que, de una u otra manera, ya vivimos en entregas anteriores (sobre todo en lo relativo a representar el lado oscuro de las agencias gubernamentales, que no cesan de sacar adelante todo tipo de programas que vulneran la ley pero con los que en teoría pretenden salvaguardar la seguridad de un país).

Si nos metemos en el terreno de los nuevos descubrimientos del pasado del protagonista, me temo que las cosas se vuelven aún más oscuras, ya que me parece un añadido completamente innecesario, poco creíble y presentado por medio de unos flashbacks que se introducen con calzador en la narración.

La mareante acción de "Jason Bourne"

Pero, en fin, al menos nos queda lo bueno de "Jason Bourne", es decir, la intensidad de un buen número de sus pasajes y la espectacularidad de varias de sus escenas de acción (como la que tiene lugar en Las Vegas). Por desgracia, Paul Greengrass sigue empeñado en marearnos y emplea un montaje con planos muy breves y mareantes, lo que hace que a veces no nos enteremos de lo que está sucediendo en la pantalla (de todas maneras, se trata de su característico estilo visual y, aunque personalmente no me guste, los seguidores de la franquicia ya están acostumbrados a él).

A pesar de los años transcurridos, la buena forma física de Matt Damon hace que nos resulte creíble cuando vemos peleando a Bourne contra varios enemigos o cuando sale magullado en sus correrías. Otro rostro conocido del reparto es el de Julia Stiles, siendo de agradecer la presencia de intérpretes como un implacable Tommy Lee Jones y una fría Alicia Vikander (la actriz sabe reflejar la personalidad de Heather Lee). Vincent Cassel está correcto, aunque da vida a Asset, un individuo que sólo busca venganza y que no está bien desarrollado en el guión.